En primer lugar, en el momento en que acumules deudas que no puedes pagar, intenta buscar una solución y contacta con un buen profesional que te asesore en la gestión de las mismas y en las distintas posibilidades para hacer frente a ellas, acogiéndote por ejemplo a la Ley de Segunda Oportunidad. Nosotros somos expertos en este tipo de situaciones, por lo que no dudes en contactar y te ayudaremos.
En segundo lugar, y aunque te resulte complicado, ¡no te agobies! Probablemente, muchos de tus acreedores “te amenacen” insinuándote que “irás a la cárcel si no pagas”, que “la deuda va a aumentar mucho más por los intereses de demora”, que “te van a embargar todo lo que tengas”, que “van a contar a todos que eres un moroso” y un sinfín más de frases que son sumamente recurrentes en estos casos, precisamente porque pocos deudores conocen las consecuencias legales de los impagos. No obstante, recuerda que existen ciertos límites legales, como aquellos que se refieren a derechos fundamentales y que tus acreedores no pueden sobrepasar, pues de lo contrario, podrás ser tú quien vaya contra ellos por eso.
Ahora bien, aunque es licito que te reclamen las deudas que tengas, el hecho de que no puedas pagarlas, no genera un “derecho de acoso” para tus acreedores. De hecho, el acoso y los abusos a los que te estén sometiendo puedes y debes denunciarlos ante los organismos competentes. En particular, para denunciar estas situaciones podrás dirigirte a las fuerzas y cuerpos de seguridad, a los juzgados o a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), según estén dañando tu derecho al honor, a la dignidad o a la protección de tus datos, o puedan catalogarse como amenazas o coacciones.
Sin embargo, aunque de este modo puedes frenar el acoso masivo de tus acreedores es muy recomendable que pongas la gestión de tus deudas en manos de tu abogado especialista en este tipo de situaciones para evitar, en la mayor medida posible, que recibas ese acoso y derribo psicológico, para así, poder continuar tu vida sin demasiadas preocupaciones.
La forma definitiva de acabar con esta “persecución” para aquellos que se encuentran en una situación de impago de todas sus deudas es acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad. Con este mecanismo legal todos tus acreedores están obligados a cesar en toda persecución contra ti y tu patrimonio. Tan pronto se les comunica esta situación ya no pueden ni tan siquiera demandarte, y mucho menos acosarte. Esta es la ventaja más inmediata que obtienen todos los que se acogen a la Segunda Oportunidad, de tal forma que las llamadas incesantes y las cartas amenazantes desaparecen de forma inmediata.